domingo, 26 de julio de 2009

La caída de un usurpador

James Addison Reavis, el falso Barón de Peralta, al sentir tras de sí la mirada acuciosa del periodista Tom Weedin, a quien no habían amedrentado sus amenazas; buscó alianza con Roscoe Conkling, un poderoso senador republicano de Nueva York y con Thomas Wilson que era candidato republicano al Congreso, por Arizona; para que defendieran sus intereses en Washington.
Cambios electorales llevaron a la Presidencia al demócrata Grover Cleveland, quien nombró su agente en Arizona a Marcus Smith, quien inició una nueva investigación sobre los documentos que amparaban el reclamo de Adisson Reavis; y por primera vez logró descubrirse la falsificación de uno de los papeles.
“El Barón de Arizona” se traslado esa misma noche a California, desde donde comenzó a tejer una nueva historia, la existencia de una nieta de Don Miguel de Peralta, y de nuevo comenzó a sembrar falsificaciones, preparando el camino para “comprobar” su historia.
SOFIA LORETA MICAELA DEL MASO Y PERALTA

La nueva heredera directa del “Barón de Peralta”, sería doña Sofía Loreta Micaela de Maso y de Peralta; quien supuestamente vivía con su padre, después de la muerte de su madre; y que este, era un aristócrata disoluto que había dilapidado la fortuna familiar.
CARMELITA

Addison Reavis encontró en California a una joven adolescente de nombre Carmelita, quien trabajaba como sirvienta en la casa del agricultor John Slaughter, a quien convenció de ser la descendiente directa del Barón de Peralta; la joven, deslumbrada en su propia ignorancia, creyó todo. El falsificador le compró hermosos vestidos y la mandó a estudiar a un convento para que aprendiera modales.
En 1887 Addison Reavis se casó con ella y cambió su nombre por el de Jaime Addison de Peralta-Reavis, Barón de Arizona; viajó a Europa y llegó a presentarse ante la corte real; después viajó por Inglaterra y otros países.
En 1888 regresó a Arizona donde volvió a presionar con sus reclamos; el Nuevo Oficial de Tierras y Propiedades del Estado, Royal Johnson estaba realizando una meticulosa investigación del caso, y el 12 de Octubre de 1889 envió un informe a Washington, documentando que la herencia de Addison Reavis era una ficción totalmente fraudulenta; y ofrecía informes periciales de calígrafos que demostraban la falsificación.
Los Barones de Peralta demandaron entonces a los Estados Unidos reclamando 11 millones de dólares en daño. El juicio tuvo lugar el 3 de junio de 1895 en Santa Fe, Nuevo México, de James Addison Reavis y Carmelita Sofia Loreta Micaela Reavis vs. Los Estados Unidos de América; caso civil que perdió al demostrarse su actividad fraudulenta.
Al concluir el juicio civil, Carmelita, la joven e ignorante esposa del usurpador, fue dejada en libertad, ya que ella misma había sido engañada, de lo cual no quedó ninguna duda al juez y a los jurados; Addison Reavis, mientras tanto, quedó detenido iniciándose un juicio criminal en su contra; por el delito de fraude.
JAMES ADDISON REAVIS EN PRISIÓN

Con la misma evidencia empleada en el juicio civil, fue encontrado culpable y fue condenado a siete años de prisión, no recuperando su libertad hasta abril de 1898, en que regresó a Phoenix, frustrado y envejecido. Durante su estancia en prisión su esposa Carmelita se divorció de él.
James Adisson Reavis rumió su pobreza y su soledad en Phoenix, hasta el año de 1914 en que falleció.
(Escribió: Leonardo Reichel Urroz)

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